Crear significado. Hoy es lo único importante.
Significado es compromiso.
Significado es responder al “Why” y no solo al What o al How.
Significarse es definirse.
Dotarse de contenido.
El significado no es el objeto mismo, sino la implicación y la voluntad que inspira al objeto.
Significado tambien es implicación; el modo en que el objeto es relevante para nosotros. Significar es por tanto la consecuencia metafórica que tiene decidirnos por un objeto u otro.
Sin significado el objeto es precisamente eso, un objeto.
Pero cuando adquiere significado se subjetiviza. Se hace mas especifico y mas entrañado.
Cuando creamos significado dotamos al objeto de un contexto. Y es a través del contexto y de la lógica que se establece entre los elementos que definen este contexto, como somos más capaces de recordar y dar sentido. Significado probablemente sea a ciencia cierta un valor o un contenido. Pero dotar de significado tambien implica generar contextos, asociaciones y evocaciones.
Hace 2 décadas se nos hablaba de Miror Makers, es decir, de hacedores de imágenes. Ciertamente seguimos condicionados por el poder de las imágenes, pero estos estímulos o señales adquieren dimensión y valor cuando remiten a significados.
Crear la imagen no es fácil, pero mucho más difícil es crear significados. Cuando la imagen carece de significado o es incapaz de acotar un significado puede disimular esa falta, pero tarde o temprano delata su vaciedad.
Por eso es lícito decir que lo que hoy necesitamos son Meaning Makers. En ese meaning making hay implícitas algunas ideas:
- la evaluación comparativa con otros ámbitos de significado
- la valoración de los significados mas pertinentes tanto por su coherencia con evidencias previas (lo que hace, lo que tiene, lo que es …) como con el background de expectativas, carencias y esquemas de evaluación que tienen los individuos para los que debemos establecer ese vinculo entre significados y objetos
- la consideración de los vehículos y canales y como estos alteran o incidan sobre el significado tanto por su poder contextual (que engrandece o achica el significado) como por las disfunciones que el canal mismo o nuestra posición implican.
¿Quién crea significados hoy?
La gestión de significados no puede ser unilateral. Implica múltiples perspectivas y momentos.
El significado es abstracto. La expresión de ese significado es concreta.
Y ocurre que interpretar el significado en abstracto es difícil; que requiere un plasmación formal.
Pero la forma no es el significado. Es la anécdota del significado.
Se puede crear significado de la anécdota, pero a fuerza de no ser esclavo de la anécdota.
Y tambien es posible que alcancemos el significado a través de un proceso intuitivo y simbólico.
Pero el Arte demuestra que la búsqueda de la forma viene anticipada por una búsqueda del significado. Por eso me parece que no hay significado sin reflexión y que todo lo que dependa solo del azar y no este contextualizado en cierta reflexión y visión en abstracto, termina siendo estilo y forma. No sustancia.
¿Hay estrategia en el significado? Siempre y necesariamente la hay
A partir de un sentido laxo de la estrategia, el significado tiene valor estratégico por varias causas:
- responde a una finalidad y conduce a un objetivo.
- implica decisiones y elecciones que nos conducirán con mayor o menor fortuna a un resultado.
- se gestiona en un contexto y por lo tanto requiere de tácticas y operaciones, que sumadas responden a una finalidad e intención que concluirá en un resultado.
El significado es una visión, una anticipación.
Ciertamente a veces hemos llegado al significado a través de la expresión formal. Pero no siempre la expresión formal remite a un significado lo suficientemente genuino. Y en ocasiones la obsesión por encontrar una expresión sugestiva o nueva, nos impiden prestar interés al fondo del asunto ¿Qué de significativo estamos aportando?
Meaning.
Esa es la palabra clave.
Como llegar a él debería ser la cuestión. Pero en realidad gran parte de nuestros debates se inclinan hacia como darle forma o cómo “entregarlo”. Y en ocasiones tambien pesa no tanto el contenido mismo, sino su idoneidad para ser expresado dentro de unas pautas formales y convencionales.
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