3/30/2008

Praxis Estratégica I: sobre falsos océanos azules

Está claro. La ambición es mala consejera estratégica.
Lo digo por que es que en estos tiempos me he visto enfrentado a interminables discusiones y desencuentros resultado de inexactos puntos de partida.
Y nada mejor que un “ejemplo” para ilustrarlos.
Algunas compañias han asumido que el proceso de abandono de practicas domesticas tradicionales brinda una enorme oportunidad. Hasta ahí estamos de acuerdo.
Pero el error se produce cuando entienden que deben ser no solo proveedores de soluciones convenientes, prácticas e industriales sino tambien moduladores y motores del proceso de adopción por parte del consumidor.
Su pensamiento se basa en una línea de programación que diría: “deja de hacerlo tu porque yo lo hago por ti (tan bien como tu).
Pero la asunción es falsa porque su comunicación en lugar de brindar una oportunidad pincha en hueso.
¿Por qué?
Porque se olvidan que el proceso de adopción no es el centro del problema. Es decir no es la cuestión “Deja de hacer” sino otra diferente: en ocasiones puede ser “ya dejo de hacer pero no tengo una alternativa; tambien está otra “no hago porque la gente de mi edad no sabemos hacerlo ¿puedes darme una alternativa?
Al final la cuestión clave se centra en que la estrategia de comunicación persuasiva debería basarse o surgir de la “source of business” como punto de partida.
Quiero decir, por ejemplo, que en el proceso de dominio de prácticas domesticas a las que la industria o los servicios dan respuesta, el primer target son aquellos individuos sensibles o necesitados de una opción convenience.
Por ejemplo, en el mundo culinario el universo real de una solución culinaria convenience no es el universo total de individuos que realizan tal practica de forma tradicional, sino seguramente aquellos que se sienten impedidos por su estilo de vida o falta de capacitación y sobre todo el universo especifico de aquellos que ya están adoptando soluciones “pragmáticas”.
Creo que nos obsesionamos por “gobernar” segmentos o categorías como maestros del cambio en éstas, cuando deberíamos crear valor y sobre todo establecer las percepciones que generan preferencia activa.
Es claro que no hay dos realidades iguales y así, por ejemplo, existen contextos en los que hay una demanda no tendencial o latente, sino poderosa y activa acerca de soluciones que entierren viejas realidades o usos. Pero no es menos cierto que muchas veces practicas tradicionales como pueden ser las domesticas son objeto de un cambio lento y constante. Si es así nuestra misión no es servir de “aceleradores” sino optar por la posición más relevante para sacar provecho de ese proceso de cambio cultural y de hábitos.
Como decía la ambición es mala consejera estratégica, sobre todo cuando nos nubla los ojos y nos impide ver lo evidente y posible.

3/28/2008

Pensemos en Masculino Singular



Hombres. Fenómeno regresivo. Definitivo anacronismo. Efluvio machista y trasnochado.
Vivimos tiempos en los que lo masculino parece vivirse como algo sospechoso y complejo de integrar con lo moderno y aceptado.
Ni lo critico ni lo apruebo, pero si hace unos meses escribí acerca del eterno femenino y del esfuerzo que muchas veces hacemos por conectar con ocultas complicidades con lo femenino(*), ahora me detengo y pienso “¿no habrá llegado el momento de reconectar con lo masculino?". Naturalmente tenemos que hacerlo de hurtadillas. Tal vez debamos hacerlo desde el humor y la aparente burla como hace Axe.
Pero lo cierto es que el hombre como objeto de persuasion está sometido a un cerco por lo políticamente correcto en el contexto de una transformación social en la que imperan valores y tendencias que se orientan a acabar con viejas actitudes y privilegios.
No reivindico tales privilegios, pero si me pregunto como podemos canalizar y usar pulsiones profundas de lo masculino que se pueden controlar pero no negar.
Es cierto que los viejos estereotipos eran un corsé, pero no es menos cierto que existen dimensiones de lo masculino que necesitan mostrarse o canalizarse.
No gestionamos lo políticamente correcto por gusto, en realidad lo que buscamos es intimar, encarnarnos en el consumidor. Hacerlo nuestro.
Y en el caso de los hombres ¿podemos hacerlo sin aceptar su fondo emocional?
Y para hacerlo deberemos asumir que ese “fondo emocional” no solo es afectivo, colaborativo, empático, sino que es competitivo, energético.
No podemos negar nada de lo humano. Si existe será por algo. Podemos negar la perversión de lo humano, pero no fuerzas y realidades que están al servicio de nuestra capacidad de manejarnos con el entorno. Esas pulsiones, ese fondo emocional masculino que guarda algunas antiguallas, existen por mucho que los mecanismos de control social renieguen de esa realidad (para evitar los males que un día causaron).
Tenemos que reflexionar acerca de lo masculino como gestores de persuasion. Más alla de debates morales-ideológicos. Tenemos que hacerlo de forma desapasionada, percibiendo la “onda larga”, orillados de debates que no nos atañen, con la fría y desapasionada rigurosidad de un observador y a la vez con la empatía de un embaucador experto.
Pensemos en masculino. Otra vez. Es tiempo.

(*) http://strat-comm.blogspot.com/2007/05/explorando-el-universo-de-lo-femenino.html

3/26/2008

Mi amigo Mustafa

Mustafa es un fenómeno. De hecho no parece real. Lo observo en la pantalla entonando incomprensibles “coplas” y no me doy cuenta que es real. Como reales son las matronas que le jalan con frío entusiasmo.
Pero está en televisión. Es por tanto un fenómeno mediático. Interesa. Congrega a una audiencia y seguramente dentro de unas décadas formara parte de una realidad que se observará con curiosidad y sorpresa.


Mustafa es por un momento señor hertziano. Realmente está condenado a un rincón de la programación. En un canal que atiende los gustos de masas de población rural y tradicionalista.
Es una imagen y una voz.
Pero me demuestra que el medio, esa poderosa televisión, tal vez no sea más que un espejo. Un reflejo de la realidad, pero no una realidad transformadora.
Vengo de un tiempo en el que el dominio monopolístico de los medios hizo concebir que estos pudieran ser instrumentos de transformación. Pero hoy voy de aquí para alla y muchas realidades mediáticas (ciertamente fragmentarias y “minoristas”) son bastión de fenómenos profundos.
Tengo muchos amigos Mustafas. Algunos son neocons que se aferran a concesiones de radio y televisión. Otros explotan la añoranza posible de un regreso imposible. Todos se aferran a los medios. Pero cogidos de las crines de estas nuevas quimeras nada cambian.
Hay muchos Mustafas. Alli y acá.
Acabemos con el sueño benefactor de que los medios que catalizan el cambio y el progreso.

3/06/2008

¿Cómo podría ser mañana la Agencia 2.0? De la agencia sin futuro, al futuro de la agencia

1. La agencia del mañana será un fabricante de significados que otorgarán valor o aflorarán contenidos latentes a los productos y los servicios.

2. La agencia del mañana será poli-mediática hasta el punto de que
tal vez deje de tener una relación material con el medio y se convierta
en una guía de navegantes. Ya no será un taller sofisticado sino un centro de
inteligencia e inspiración empeñado en trabar lazos entre lo inconexo o
bien reconstruir vínculos cortocircuitados.

3. La agencia del mañana será un sujeto pensante que discurre fórmulas de inspiración.
Además practicará la métrica, invertirá en conocimiento mensurable, elaborará modelos.

4. La agencia del mañana dejará de ser un ente cerrado y estable, y será un cuerpo vivo, que
deglute conocimiento para aplacar su necesidad de soluciones e inspiración. Seducirá a los creadores intuitivos con la certeza que le proporcionan sus sabias directrices.


5. La agencia del mañana será más pequeña y cambiante. Extirpará de su seno como un quiste maligno todo proceso mecanicista. Se concentrará en las esencias. No tendrá fronteras, porque buscará el talento allá donde se encuentre, consciente de que si no universaliza su mercado no podrá soportar la pesada carga de estadística y psicología inerte transformada en poética metáfora, pasto de los medios.


6. La agencia del mañana será como nunca el puente
entre inteligencia y espíritu y transitará entre ambos sin solución de continuidad. Le importará poco la materia con la que estén hechos los sueños del usuario o consumidor. Lo que le importará será que existan los sueños.

7. La agencia del mañana gestionará el cambio que nace de las
ideas y nociones que condicionan nuestros procesos cognitivos, como si nuestras mentes fueran circuitos alterados por la energía de un mensaje.

8. La agencia del mañana será más capaz de incidir en las dimensiones culturales (los sistemás de valores que contextualizan el consumo); en los esquemás categóricos y cognitivos (el cómo pensamos las cosas); en los asideros afectivosemotivos (el impacto y vínculo con necesidades y concernencias íntimás esenciales para nuestra supervivencia como son los sentimientos); y finalmente las conductas, hábitos y pautas (las mecánicas de consumo).

9. La agencia del mañana deberá entender que vive en un entorno sistémico e interrelacionado. Los anunciantes, que habrán renunciado a la sabiduría del
marketing como coste fijo, acudirán a la agencia como centro de inteligencia inspiradora que les
reconecte con los consumidores y les permita canalizar el potencial de una red informe de talentos que saben imprescindibles, pero cuyo flujo no querrán ni sabrán controlar.

10. La agencia del mañana no podrá ser parcial, introvertida,
capaz de inhibirse. Esa agencia desaparecerá. Como desaparecerá la que dependa
del qué. Sólo sobrevivirá la que domine el por qué y el para qué. Pero será una agencia que
fagocitará el talento ajeno, que lo usará como recurso variable, consumible.
Su misión no será tanto tener ideas sino adoptar y contextualizar el talento disperso y virtual
que las nuevas tecnologías permiten sobrevivir fuera de entornos y estructuras.

En definitiva, la agencia del mañana será una gran cabeza, con facilidad para
la anticipación y la visión global, que sacará provecho de la transparencia tecnológica de una
sociedad de las ideas y del pensamiento, cuyo reto no es tener ideas, sino tener la
idea correcta.Una iniciativa estratégica que partiendo de los servicios de comunicación se compromete con los objetivos de negocios de la
marca con un visión multidimensional y organizada como plataforma con áreas de servicio
que facilita la interacción tanto con empresas y profesionales independientes como con otros
proveedores de soluciones