1. La agencia del mañana será un fabricante de significados que otorgarán valor o aflorarán contenidos latentes a los productos y los servicios.
2. La agencia del mañana será poli-mediática hasta el punto de que
tal vez deje de tener una relación material con el medio y se convierta
en una guía de navegantes. Ya no será un taller sofisticado sino un centro de
inteligencia e inspiración empeñado en trabar lazos entre lo inconexo o
bien reconstruir vínculos cortocircuitados.
3. La agencia del mañana será un sujeto pensante que discurre fórmulas de inspiración.
Además practicará la métrica, invertirá en conocimiento mensurable, elaborará modelos.
4. La agencia del mañana dejará de ser un ente cerrado y estable, y será un cuerpo vivo, que
deglute conocimiento para aplacar su necesidad de soluciones e inspiración. Seducirá a los creadores intuitivos con la certeza que le proporcionan sus sabias directrices.
5. La agencia del mañana será más pequeña y cambiante. Extirpará de su seno como un quiste maligno todo proceso mecanicista. Se concentrará en las esencias. No tendrá fronteras, porque buscará el talento allá donde se encuentre, consciente de que si no universaliza su mercado no podrá soportar la pesada carga de estadística y psicología inerte transformada en poética metáfora, pasto de los medios.
6. La agencia del mañana será como nunca el puente
entre inteligencia y espíritu y transitará entre ambos sin solución de continuidad. Le importará poco la materia con la que estén hechos los sueños del usuario o consumidor. Lo que le importará será que existan los sueños.
7. La agencia del mañana gestionará el cambio que nace de las
ideas y nociones que condicionan nuestros procesos cognitivos, como si nuestras mentes fueran circuitos alterados por la energía de un mensaje.
8. La agencia del mañana será más capaz de incidir en las dimensiones culturales (los sistemás de valores que contextualizan el consumo); en los esquemás categóricos y cognitivos (el cómo pensamos las cosas); en los asideros afectivosemotivos (el impacto y vínculo con necesidades y concernencias íntimás esenciales para nuestra supervivencia como son los sentimientos); y finalmente las conductas, hábitos y pautas (las mecánicas de consumo).
9. La agencia del mañana deberá entender que vive en un entorno sistémico e interrelacionado. Los anunciantes, que habrán renunciado a la sabiduría del
marketing como coste fijo, acudirán a la agencia como centro de inteligencia inspiradora que les
reconecte con los consumidores y les permita canalizar el potencial de una red informe de talentos que saben imprescindibles, pero cuyo flujo no querrán ni sabrán controlar.
10. La agencia del mañana no podrá ser parcial, introvertida,
capaz de inhibirse. Esa agencia desaparecerá. Como desaparecerá la que dependa
del qué. Sólo sobrevivirá la que domine el por qué y el para qué. Pero será una agencia que
fagocitará el talento ajeno, que lo usará como recurso variable, consumible.
Su misión no será tanto tener ideas sino adoptar y contextualizar el talento disperso y virtual
que las nuevas tecnologías permiten sobrevivir fuera de entornos y estructuras.
En definitiva, la agencia del mañana será una gran cabeza, con facilidad para
la anticipación y la visión global, que sacará provecho de la transparencia tecnológica de una
sociedad de las ideas y del pensamiento, cuyo reto no es tener ideas, sino tener la
idea correcta.Una iniciativa estratégica que partiendo de los servicios de comunicación se compromete con los objetivos de negocios de la
marca con un visión multidimensional y organizada como plataforma con áreas de servicio
que facilita la interacción tanto con empresas y profesionales independientes como con otros
proveedores de soluciones
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