(tras esta pequeña broma, porque es bueno reirse de uno, ahora algo mas serio)
Hacer marca o gestionar marcas ha parecido siempre un esfuerzo de concreción y definición. Era marca aquello que tenia tras de sí una propuesta o una expectativa. Era marca aquello que podíamos definir y acotar, aquello sobre lo que existía una opinión definida y consolidada.
Era por tanto marca aquello que tenia o se le había impreso un carácter.
Bajo esta perspectiva, la definición de la marca de un modo especifico y transmisible era esencial.
La marca o la teníamos escrita o no la teníamos.
Por eso el proceso de hacer Branding, por lo menos en su faceta más conceptual, era un proceso de llenar de contenido un modelo o formato que nos obligaba a interrogarnos sobre los elementos que llenaban de sentido la marca.
Definir, acotar, perfilar, concretar.
Esta obsesión es lucida, porque solo lo concreto es transmisible con el mínimo grado de “transformación” en ese proceso de transmisión.
Y entiendo como transmisión todo aquello que damos a hacer a otro para que rinda provecho a la marca: acciones, mensajes, iniciativas.
Hacer Branding, en su sentido más estratégico, era hacer stop & think: detenerse a fijar las verdades sobre las que tenía que apoyarse la marca. Encontrar aquello (concepto, propuesta, esencia) que inspira un discurso único y global (una manera de ser y hacerse un lugar en el mundo).
Pero este modelo estático y definido por una comunicación basada en la interrupción (el spot) parece dejar de tener vigencia cuando lo que define la marca es la capacidad de generar diálogos e interacciones en un entorno digital interactivo. Esa comunicación es un constante dialogo que genera un anuncio interminable y cambiante que se adapta a cambios de postura (expectativa) y cambios de discurso.
Ya no se trata de ser algo concreto, siempre y de manera permanente y casi inmutable.
Se trata de cambiar a medida que cambia aquel con él que conversamos.
Nuestra identidad como individuos no está basada en una única y cerrada idea siempre repetida.
La necesidad de especificidad (de ser una y solo una cosa) está ligada al grado de dialogo y relación que tenga.
Cuando no hablo con alguien o ese alguien no tiene modo de saber de mí, necesito transmitirle una noción fija y definitiva.
Pero contrariamente cuando me aproximo a alguien y construyo un dialogo o un puente, necesito alimentar su interés enriqueciendo el flujo de contenidos que incorporo a ese dialogo. Es cierto que el “otro” (el que dialoga conmigo) tiene asumir que habla con alguien específico “de carne y hueso” y “con nombres y apellidos”, por eso tiene que identificar y asumir todo ese flujo como proveniente de alguien, que conoce y cuya percepción construye a partir de ese flujo de conocimiento.
Pero entonces, ¿me sigue definiendo una brand idea? o ¿cómo identifico con un brand essence?
Supongo que siguen siendo nociones validas, pero no estoy seguro que no estén exentas de problemas.
El primero es que antes podíamos controlar las interacciones y “hacer marcas o base de anuncios, de packs” o de lo que sea.
Ahora hacemos marca constantemente y sobre todo hace marca nuestro customer relationship.
En teoría, todavía las marcas se pueden definir por un foco o principio e incluso por un tono y una expresión. Pero lo cierto es que no es el anuncio el que hace la experiencia singularizadora, sino que la precede y crea “anticipation” hacia ella.
El valor de ese Knowledge flow está en que crea una relación más “rica” (Richness vs, Reachness).
Pero sigue necesitándose de hitos que, siendo parte del la marca, ya no la definen totalmente.
Ese flujo de saber es el contenido de la marca, entendida como organización generadora de output.
Dicho lo cual tampoco es posible monitorizar y fiscalizar por adelanto todos los contenidos. En primer lugar porque si todos los touchPoints son vigilados y cautivos deja de haber un flujo espontaneo; Tiene que haber lugar para la customización.
Me será posible mantener un Branding unidimensional en aquellos ámbitos en los contenido es controlable, pero en cuanto el ser de la marca se basa en su entender a las personas ya no podre conformarme con contenidos básicos; entonces la marca será un flujo de información en dos direcciones
Ocurrirá entonces que hablaremos de “brand intelligence” o de la capacidad de respuesta a Branding adaptativo.
Ser marca ya no se basara en la simplificación, sino en la gestión de la complejidad.
¿De verdad nos apetecerá seguir en este negocio? Sera más complejo y más apasionante.
O que é Branding 3.0 / What is Branding 3.0 from Tatil Design on Vimeo.
[Branding 3.0 is an approach that we are building a collective way, studying hard, sharing knowledge, debating and building our network. The idea is to place the economic, social, cultural and environment lens to evaluate the brand positioning within the current business paradigm, and take a deep dive to review its essence, its purpose, its reason for being. After a great diagnosis, place lens of each brand, which is unique, and reposition it in the new business paradigm, which needs to generate sustainable value for people, businesses and the planet. Fred Gelli, director of Tátil Design, explains what the project is. ]
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