No hablamos de ningún acontecimiento político, ni de beatificaciones, ni siquiera de futbol…
¿Son los medios audiovisuales marcas? ¿O son agrupaciones de programas? Es decir para la audiencia es relevante el conjunto ¿o solo tienen valor las partes?
El problema era metodológico.
Para optimizar un medio audiovisual ¿me basta una percepción agregada, un constructo? O bien ¿tengo que analizar en profundidad los productos específicos (los programas) que a la postre son la verdadera motivación o factor de decisión?
El problema era la premisa del problema.

©jovivebo http://www.flickr.com/people/jovivebo/ Indudablemente un medio de comunicación audiovisual es una consecuencia de ofertas específicas a menos que sea un formato (y aun así no siempre, puesto que los formatos cerrados incluyen cada vez más propuestas o conceptos específicos y diferenciadores). Pero el análisis mesurable y objetivo de los atributos y factores de atributos que determinan y distinguen a todos y cada uno de los programas o segmentos resultaría un ejercicio metodológicamente muy ambicioso.
Cabe por lo tanto analizar la percepción integrada resultado del conjunto. Obviamente esa percepción ofrece una imagen no plenamente exacta, y posiblemente una vez realizada el diagnostico la falta de concreción haga difícil la aportación de efectivas propuestas de acción. Cierto.
Pero no menos cierto que al diseñar una estrategia estamos buscando identificar líneas coherentes de actuación. Visiones que integran lo diverso.
Es viable una generalización o una asunción, sin con ella simplificamos “el problema de entender el problema”.
He visto muy rigurosos trabajos que son incapaces de movilizar un corriente de pensamiento que dinamiza nuestro modo de abordar el problema.
En realidad admito que muchas veces tenemos que transigir y aceptar que mas allá de una escrupulosa aproximación debemos plantearnos abordajes que realmente van a abrirnos paso o a romper círculos viciosos.
La solución del problema no esté en ocasiones en una específica solución, sino en un impulso que aleja posiciones cerradas.
Es posible que exista una solución óptima, un posicionamiento optimo. Pero ¿de qué sirve si está oculto en valoraciones y métricas difícilmente tangibles?
Por eso es posible que los medios audiovisuales no sean entidades plenamente integradas, es decir, que sean agregaciones de propuestas específicas, pero cabe la generalización, al menos como punto de partida de la reflexión
Ocurre que a veces para asumir este reto de explotar el potencial y asumir la obligación de incardinar la comunicación en la organización se acude a sistemas y procesos. Estos pueden ser mas o menos complejos, mas o menos basados en principios aparentemente consensúales o mas bien orientados a la égida de lideres de comunicación que dejan su impronta.
¿De que sirve trazar un proceso, delimitar responsabilidades o instaurar herramientas y mecanismos de evaluación y conocimiento? Quiero decir de que sirve sino se comparten referentes y principios.
Avanzo en pos de un delicioso pero complejo libro de estrategia oculto tras el nada atrayente titulo de tratado de la eficacia. No haré acopio de lo que me inspira y enseña, pero si os diré que de forma a veces de difícil lectura realimenta algunos hallazgos en las paginas de Von Clausewitz. Especialmente interesantes son las reflexiones sobre el planteamiento estratégico en la cultura china y su oposición a las posturas idealistas que conciben la estrategia como absoluto. China nos brindan una aproximación mas posibilista he instalada en obtener el mejor resultado desde la intimidad y fusión con la circunstancia. No se trata de concebir una estrategia ideal y absoluta y enfrentarla con el entorno de los hechos y las circunstancias, sino al contrario elaborar la estrategia como una realidad fluida que emana de esa intimidad con el escenario.

El ser humano es un sujeto mediatizado por su entorno, por su capacidad y por su realidad. Y toda decisión que emprendemos tiene consecuencias hoy y siempre.