Hoy (también) discutía las causas que sustanciaban el rechazo de un amplio número de consumidores hacia un producto. La investigación (incisiva y valiente) venía a exponer que el problema no estaba en las aparentes argumentaciones de índole organoléptico o sensorial, sino en la falta o “vacío cognitivo” del consumidor que era incapaz de dar sentido y “misión” a ese producto y acudía a lo singular y desconocido de su sabor, cuando en otras categorías próximas estaba dispuesto a aceptar experiencias similares.
© antonio_monerris http://flickr.com/photos/amonerris/
Necesitamos leer en más profundidad y sobre todo sustraernos de las lecturas estereotipadas y simplificadoras que no llegas a leer correctamente al consumidor.
Hace poco Russell Davies hablaba del overthinking (http://russelldavies.typepad.com/planning/2006/11/in_praise_of_ov.html#comments ) es decir, hablaba de esa acusación también estereotipada hacia los planners en el sentido que damos demasiadas vueltas a los problemas.
Hoy me daba cuenta que sin la valentía de asumir e incorporar una visión mas “incisiva” y matizada acerca de cómo los consumidores “piensan los productos” acudimos a planteamientos reduccionistas y simplificados, que ofrecen soluciones tan idénticas como erróneas a problemas distintos.
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