6/13/2008

Euro-icons: lego y playmobil como ejemplos


Hace algunos meses me sorprendía una incisiva e interesante visión acerca de cómo algunas empresas europeas de juguetes estaban construyendo un significativo paradigma de la empresa juguetera en particular pero aplicable a muchas categorías(“Charlemagne : Toy Story” The Economist Februrary 2nd 2008).
Ciertamente algunas empresas europeas carecen de la dimensión global de otros players mayores en sus categorías. Se ejemplificaba esta evidencia en Lego y Playmobil. Desde lo numérico es cierto, pero lo es desde otras perspectivas.
El tamaño es menor, pero la singularidad y a capacidad de defender su unicidad es imbatible.
Tendrán menor tamaño pero no es nada menor sus consistentes beliefs. Como consistente son sus exigencias en términos de producto y calidad. Lo cierto es que ambas marcas ofrecen una visión europea del juguete. Es decir, más socio-consciente y positiva. Más alejada de la violencia.
Ambas marcas permanecen fieles a sus orígenes y defienden “principios” que son relevantes para un cada vez mayor número de padres.
Ciertamente sus obsesiones están lejos del todo vale. Pero lo cierto es que son irrepetibles y únicas.
Posiblemente a ojos de alguien no capacitada para tener una voluntad de marca que es capaz activa y no reactivamente, las presiones de lo urgente y modal son irresistibles.
Seguramente la idea propia del juguete y la capacidad de representar una cultura de valores.
Ambos casos son buenos ejemplos para asumir que la dirección debe llegar de dentro a fuera y no a la inversa.
Creer en lo que hacemos y practicar una testaruda inteligencia parece saludable. Como saludable es no cifrarlo todo en el tamaño

2 comentarios:

Ranablue dijo...

Hola,
creo que Imaginarium es también un buen ejemplo.

Jordi Crespo dijo...

Me parece interesante la reflexión acerca de valores-salud-juguete, si vamos a jugueterías o librerías denotamos un acercamiento a los valores clásicos en materia de juegos, sobretodo para los más pequeños. Como si la última oleada demográfica hubiera devuelto valores relativamente conservadores en cuanto a la educación y por ende al juguete.