Es posible que para muchos objetivamente lo que circula por la red sean bit, impulsos que se decodifican en señales y que pueden transmitir información capaz de interactuar con equipos que transforman esa información para que sea procesable por el ordenador más complejo y evolucionado: nuestro cerebro. Pero para los que nos dedicamos a las marcas y a la comunicación que hace posible que convenzan y por lo tanto crezcan, esa visión ha dejado de ser meramente física para ser plenamente simbólica. Lo que circula en la red son significados y asociaciones de ideas que permiten articular mensajes y propuestas. La red es un contenedor de significados que al final se ordena por tags, solución que permite ordenar la información que se contiene en la net y que circula on demand gracias a sistemas que permiten clasificar, ordenar y demandar piezas de información en base a rastros que permiten encontrarlos y demandarlos. Si la red es una malla de contenidos y "semas", parece lógico pensar que al final las marcas sean construcciones de semánticas basadas en agregar esos rastros o huellas en la red para poder dibujar en la mente una realidad más compleja y rica. Es posible que esa construcción semántica este gobernada por un significado maestro que orienta y predefine, pero eso no quiere decir que las marcas sea semánticas simples. Utilizan la simplicidad para ser mas fácilmente memorables e identificables (lo importante no es ser, sino ser encontrado). Esta reflexión conduce a otra mucho más profunda: mañana gestionar una marca será identificar su mapa semántico, dominarlo y corregirlo. El mapa de tags que dibuja el perfil de la marca es su pasado, su presente y su futuro... por cierto también el nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario