Asumir que nos enfrentarnos a entornos marcados por el caos y en los que no es posible hallar directrices y vectores que de forma certera nos describan el entorno, posiblemente sería un ejercicio de sentido común. Debemos asumir que la pretensión de controlar, de definir, de sujetar y en sumo de dominar el entorno que conocemos y vivimos es muchas veces un esfuerzo inútil. Y lo es porque la tecnología y el cambio social han dado lugar a entornos en donde aparecen inesperados actores, contextos donde definimos modelos competitivos que no son sino una suposición casi metodológica para simplificar nuestra realidad. Aceptemos la complejidad como parte de nuestra realidad. Asumamos que en gran medida no dispondremos de un control absoluto, que nos faltaran criterios inteligibles y definitivos.
Todo cambia, todo fluye. Posiblemente hasta podemos inventarnos esos contextos y escribir el dominio de nuestra estrategia en términos que no son los habituales.
Tal es el grado de complejidad que en gran medida la estrategia es estrategia cognitiva. Basada en definir los términos y en gestionar lo que sabemos para qué significativamente dirija nuestro foco. Será que el modo en el que pienso el problema es en sí mismo la primera estrategia para abordar el problema.
El caos no es una noción valorativa. El caos el resultado de una infinidad de posibilidades y combinaciones. El caos para nosotros es posiblemente la asunción de que existen varios caminos. Y es que nada es top-to-down y nada está plenamente marcado.
Estas nociones son ciertamente teóricas, pero en un entorno desintermediatizado, donde existe cada vez mas segmentaciones y sub-categorías, me parece que las explicaciones mas o menos estandarizadas o previsibles solo explican casos en los que en realidad no hay ni transparencia ni efectiva competitividad.
Esta vivencia caótica es también una clara llamada a abrirnos a modelos alternativos. Una llamada a una nueva combinatoria para atrevernos a hacer crujir las opciones con combinaciones y tesis que aun forzadas nos abren los ojos de la inteligencia
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