Nada es lo que parece afortunadamente. Y aprender a mirar un poco más lejos y un poco más allá no deja de ser un saludable esfuerzo. En gran medida el saber de un planner está en poner el acento y el foco en fenómenos que, basados en insightful visions, nos ayudan a tomar perspectiva y construir una relación con las cosas y los problemas diferentes. La mente del planner debería ser una luz que da relieve a los fenómenos que llevamos entre manos. Naturalmente en ese esfuerzo podemos dar importancia a lo que no la tiene y podemos ser víctimas de una inusitada pasión empírica, pero son esas partes del oficio que no deben hacernos sufrir demasiado: como se dice viene con el cargo y con el sueldo. Ver conexiones y diferencias donde otros solo ven uniformidades o asumidos contrastes es parte de nuestro trabajo, para mí la parte más divertida y la que realmente me interesa.
Y para ejercer ese “intus legere” que nos invita a mirar más allá, nos ayudan disciplinas y actividades mentales o culturales que para muchos se saldrían del estrecho margen de la comunicación comercial. Y es que, como estamos hechos a base de artesanías y artesanos, cuando asoma la nariz un pensamiento algo “intelectivo” a más de uno le coge un pasmo.
Por eso recomendar el libro “Three new deals” de Wolfgang Schivelbusch, le resultara a más de uno un poco extraño
Te preguntaras ¿Qué puedo aprender yo de este libro? Porque encontrar los paralelismos entre el New Deal Americano de Roostvelt, con el nazismo y el fascio puede quedar muy lejos de nosotros. Pero lo que aprendemos de este libro esa observar fenómenos humanos, políticos, culturales y comunicacionales no a la luz de preconcebidas oposiciones, sino con un juicio que por mucho que trastoque ideas preconcebidas nos refuerza la conclusión que por debajo de muchas manifestaciones superficiales hay corrientes más telúricas y profundas que retan modelos y marcos de referencia preconcebidos.
La sutil argumentación de Wolfgang Schivelbusch encuentra puntos de concomitancia en iniciativas de comunicación y acción, en proyectos como los emprendidos en Dinipeir el Tennesse Valley o el Agro Pontino. Conexiones en iniciativas de movilización económica y social. Incluso en los textos y los subtextos, como es la recurrente utilización de metáforas militares o de lucha tanto un como a otro lado del Atlántico. La creación de un modelo de liderazgo carismático, la conceptualización de la estética y premisas arquitectónicas, los planes de replobamiento de regiones enteras, pero sobre todo la gestión de la comunicación y movilización de las masas, guardan paralelismos que resultan sobrecogedores y confirman que mas allá de las polarizaciones que heredamos, muchos fenómenos distintos entre sí nacen de contextos y enfoques sorprendentemente paralelos.
Me interesa comentar este libro porque sirve como un buen ejemplo de que a veces tales análisis ajenos al estereotipo resultan arriesgados. Comparar el New Deal con Nazismo puede éticamente hasta resultar reproblable, pero no es menos cierto que el New Deal es una alternativa en el contexto de una república democrática a fenómenos que planteaban alternativas al fracaso del liberalismo decimonónico. Y no es menos cierto que el culto al carisma, que el sentido de “lucha contra” o que la afirmación del proyecto colectivo formaban parte de todos esos New Deals. Tanto la América de Roosevelt como el fascio y el Nazismo usaron (pero no inventaron) técnicas de manipulación y persuasión fuertemente emparentadas con los nuevos medios de comunicación de masas. En los tres casos se fraguo un cambio de foco que aprendía mucha de las técnicas Soviéticas (campañas, planes, programas). Y en todos los casos se generaron iniciativas que eran directa respuesta del planteamiento de contra-argumentos a las prioridades del modelo liberal. La relación con la energía, con los medios modernos de transporte y hasta con el medio y el paisaje, encuentran sorprendentes paralelismos. Es ciertos que el New Deal constituía una respuesta en el contexto de una democracia, pero no es menos cierto es que con sus diferencias el tool box de fenómenos políticos y sociales contemporáneos guarda sorprendentes semejanzas.
Los planners debemos atrevernos a encontrar conexiones y diferencias donde otros solo perciben semejanzas y similitudes que otros de una forma u otra nos han impuesto, aunque sea como resultado de una imperceptible presión social y cultural.
Releer los fenómenos, reconfigurar sus marcos de referencia es un ejercicio imprescindible y fundamental. Hay que tomar perspectiva y descubrir como las asunciones acerca de nuestra era nos van a llevar a modelos muy previsibles. Propongo un ejemplo ¿Cuál es la vinculación del movimiento hippy con la transformación cultural de la era de los PC´s/internet? Hay conexiones generacionales y sobre todo planteamientos multipolares y colaboracionistas que están en algunos textos de finales de la década de los 60. Pensar “out-of-the-frame” exige a veces pensar no solo en términos de extensión, sino por debajo de muchas convenciones
1 comentario:
Gracias por la recomendación :-)
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