El blog es un peligro. Es un dietario público que escribimos en privado.
Lo escribimos en silencio, pensando que no nos oye nadie. Lo escribimos con nombres y apellidos como si no fuera parte de nuestra realidad cotidiana ,pero lo es.
El blog es un desahogo. A veces un espacio donde cuitas y conflictos encuentran su lugar. Pero no sustituye a nuestro soliloquio interno. El blog tiene forma de un diario pero no lo es. Somos responsables de lo escrito, del impacto que cause y los conflictos que genere.
Tenemos que aceptarlo. Y evitar que el blog se empañe por comentarios que de forma espontanea contaminen su contenido.
El blog es público. Debemos aceptar las consecuencias de nuestras palabras.
Es posible que sea fácil olvidarlo. Pero no debemos hacerlo.
Tenemos el poder de retirar lo publicado pero ¿saldará esto algún desliz?
El blog no puede ser un lugar donde tiramos la piedra y escondemos la mano.
El blog no admite un “lo siento” porque, más que las palabras, deja impronta.
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