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6/04/2007

Pensar El Espacio (inspiración antropológica para otra mirada acerca de nuestro entorno)

Concedido, el libro “sociedades movedizas” de Manuel Delgado ni es fácil, ni estará en la biblioteca de los modismos blogeros. Al fin y al cabo es un denso y complejo texto antropológico sobre el espacio y las formas modernas de vincularse las personas.
Recomiendo armarse de lápiz y hender el libro de subrayados, porque sino una mente mortal y marketiniana, ajena a la pesquisa universitaria puede o bien perderse o bien acudir sin remedio al analgésico. No busques en el libro lecturitas fáciles sino, entre bastante densidad, acaso innecesaria para mercachifles, elementos de interés y de estimulo.
El libro elucubra sobre la noción de lugar, de lo que está "afuera", de las nociones de lugar.
¿Qué hace a un lugar que lo consideremos nuestro?
Distingue los lugares que son enclaves de aquellos que son meros pasajes, sitios a los que no podemos aferrarnos.
Me seduce cuando habla de sociabilidad dispersa y me convence que en las ciudades hemos pautado formas de interconocimiento mínimas que nos permiten estar juntos sin estar juntos; usar de un espacio en común sin tener en común más que lo imprescindible.
Habla de comunidad, de los elementos que distinguen a una comunidad de la agregación urbana informe, pero en el fondo sutilmente organizada, y afirma que la comunidad se estructura por criterios afectivos antes que racionales como es el caso de la sociedad moderna
(y me pregunto como el autor juzgaría las comunidades de Internet en las que realmente no hay vínculos de pertenencia sino de compartida y aislada convenience).
Y entre esas reflexiones me propone el concepto de “concertaciones sociales automáticas” tales como la manifestación como un cuerpo social, un poco mélange, del que puedes entrar o salir como una “nebulosa afectual”.
¿Hallazgos?
Eso de que la ciudad moderna es una colosal “máquina de convivir” organizada de acuerdo a una mecánica sin mecánico.
©Jose Maria Cuellar http://www.flickr.com/people/cuellar/
Escribe y escribe sobre los distintos tipos de espacio, sobre lo que entendemos como dentro y afuera.
Pero de gran interés es la noción de No-espacio.
Esos lugares que son para no ser, por los que se pasa, por los que se está ocasionalmente. Son lugares que usamos y que solo son en virtud a su uso: el cajero, el ascensor, la zona de descanso de la autopista, el shopping. Y entre el no-espacio está la no-ciudad.
Esos "lugares” sin identidad ni memoria y que no tienen nada que ver con espacios culturalmente identificados.
Soluciones que permiten un “anonimato” disfrazado y pragmático.
También es interesante como estimulo, sus reflexiones sobre el deambular, sobre el moverse por el espacio; me sugiere que nuestras ciudades se han convertido en lugares donde no estamos sino donde transitamos, donde hacerse con el espacio es un “pecado publico” y lo cierto es que cuando el espacio de tránsito se convierte en espacio de vida y relación recuperamos un antiguo sentido del espacio publico propio de los pueblos o las antiguas ciudades en las que lo intimo y lo publico tenían limites más desdibujados. Y su metáfora más sugerente es comparar el desierto con nuestra ciudad, puesto que por el desierto se pasa pero no se llega, es un lugar vivo donde no vive nadie.
Deberemos asomarnos, si llegamos a entenderlo, al concepto de ecología humana, cuya paternidad concede a Robert McKenzie como el estudio de las relaciones especiales y temporales de los seres humanos, interesado por los efectos de la “posición”.
©Cynthia Nudel http://www.flickr.com/people/cynudel/
Es estimulante, desde la ignorancia, el debate sobre el punto de vista acerca de estos fenómenos, es decir, el modo de analizarlos y como nuestro modo de observarlos condiciona nuestra vision.
Así se detiene sobre conceptos que nos pueden ser de interés en el ámbito de la investigación cualitativa como es la etología humana, para superar la mera etnografía observacional, que recoge pero no valora y reflexiona como suele ocurrir en los estudios cualitativos que se llaman etnográficos y que muchas veces conducen a testimonios de lo cotidiano y lo vivido sin profundizar en las explicaciones, las causas y las implicaciones e interacciones. En ese contexto y relacionado me sugiere mucho un hallazgo de utilidad: el concepto de “territorializaciones” extraído de la etología animal pero útil en nuestro trabajo. Así esa falta de dicotomía entre lo intimo (casa) y lo publico (calle) de antaño, estaba basada en el concepto de home range o espacio de familiaridad, un espacio que sin ser nuestro consideramos algo propio; un espacio que tiene familiaridad pero que nadie puede reclamar como privado, pero en el que no solo se transita sino que se vive, por eso antaño sentarse a la puerta de casa o realizar tareas domésticas en la calle adyacente al domicilio no era mal visto, por eso también las representaciones de la vida en la calle en el siglo XIX y gran parte del siglo XX, nos ofrecen una vision de la rua como espacio de vida y de encuentro y no solo de tránsito. Más allá de los hallazgos del libro, en el mundo del consumo necesitamos el alumbramiento de una observación que no es meramente descriptiva sino interpretativa y valorativa.

Otras sugestivas reflexiones hacen hincapié en el uso del espacio para la movilización pública (la manifestación) o la apropiación festiva del espacio. Me resulta curioso como observa que en la movilización reivindicativa o festiva la gente ritualiza ese cambio de actitud, saltándose las normas de espacio y así por ejemplo es condición sinequanon invadir la calzada, como una demostración de que han tomado “plaza”. La diferencia entre lo que llama las deambulaciones festivas y los rituales civiles, es que lo festivo manifiesta un sentido comunitario permanente y la manifestación es expresión de un momento de opinion y decisión compartida, fuerte en virtud a la capacidad de conminar voluntades y cohesión entorno a un conflicto.

Ya he mencionado que el libro “sociedades movedizas” nos hace conscientes de que nuestras ciudades están basadas en un pautado estar, sin estar; se basan en un uso de la calle como espacio e instrumento de tránsito. Me sugiere mucho el hecho de poner de manifiesto que nuestro estar en la calle está basada en nuestra condición de personas (literalmente de máscaras). Compartimos espacio con otros, estando con otros, pero haciendo ver claramente que estamos de forma tránsitoria. De hecho se forman lo que autor llama “sociedades provisionales”, ficciones de sociabilidad (esos instantes del ascensor, las zonas de espera en las que nos vemos obligados a saludar). Incluso desarrollamos un uso del lenguaje que determina lo el intercambio de información realmente útil sino contextualizadora.
Anoto durante la lectura el concepto de “desatención cortes” como una descripción afortunada de nuestro moderno vivir; esa indiferencia o reserva que nos brinda cierta sensación de comodidad en la ciudad, pero que resulta tan arisca para el foráneo, para que el que procede de un contexto con vínculos de relación más espontáneos y encarnados.
Esa desatención incluye hacer notar que sabemos de la existencia del otro, pero poco más. Incluso me interesan apuntes sobre el hecho de cómo nos miramos (escribe el termino “bajada de faros”). Este anonimato civilizado en ocasiones se ve transgredido, cuando expresamos atención y mirada inquisitiva hacia el extraño, por eso una forma de no “integración” social se manifiesta en el hecho de ser observado o casi vigilado (por cierto ¿habéis reparado en la “mirada ciega” de los anglosajones que evitan manifestar que se aperciben de la presencia ajena tal vez como un mecanismo de evitación de conflicto o pauta social?). Parece ser que este anonimato, este ocultamiento en el seno de la masa, nos brinda cierto sentido de libertad, pues sin él sentiríamos el escrutinio público y no nos sentiríamos libres. Pero hay otros hallazgos, como la reflexión de la interacción del concepto de espacio con el genero, y para muestra el concepto de "mujer publica" como mujer de la calle y todas las derivaciones que esta Conceptualización expresa, pues esconde la idea atávica de la mujer como propiedad y por lo tanto parte del espacio intimo. Es en la calle donde al salir se ensayan posiciones liberadoras, de hecho salir a la calle, tomar la calle, especialmente para la mujer, ha constituido un símbolo de transformación de su status (a destacar sugestivas citas de Virginia Woolf ).
Y en este tránsito por las acepciones e implicaciones de la Conceptualización del espacio, el epilogo inspira reflexiones sobre lo que la calle significó para nosotros en nuestro proceso de definición; me invita a pensar como el vivir la calle en la infancia definió distintos modos de ciudad. Incluso me atrevo a concluir que nuestra ciudad de hoy tiene como diferencia fundamental ser una ciudad donde los niños no salen solos, ni hacen de la calle un espacio de libertad, conquista y pandilla. Concluyo el libro con pensamientos que me llevan a mi propia infancia y ponen de manifiesto que ser niño hoy no es lo mismo que en mis años o quizás hoy se conquista la libertad que brinda el no-espacio o el espacio de tránsito, en el multicine, en el shopping center, en el parque vigilado y no en la acera tomada al asalto por pequeños pandilleros de barrio.

5/27/2007

Terror a la palabrería

Como breve es el libro, breve ha de ser el comentario. Más si trata sobre la palabrería vana y vacía. Si trata sobre el decir y decir, sin importar que lo que dices sea verdad o mentira. Para Harry E. Frankfurt esos “bullshitters” que practican no sé si en una acertada traducción la palabrería, les importa poco si algo es verdad o mentira. Por eso de hecho son los peores enemigos de la verdad, porque ni siquiera conciben la verdad. El mentiroso sabe que miente, el bullshitter ni siquiera eso. Habla y habla y nunca para de hablar. En su discurso se encajan retales de observaciones y puntos de vista. En realidad, desprendo del libro, al bullshitter no le importa el mundo y su entorno, sino adquirir entidad.
Tertulias radiofónicas, conversaciones, entrevistas y en gran medida blogs están llenas de bullshit. De hecho es gracioso como establece relación con el concepto de “bull session”
Este pequeño libro te hace reflexionar. No produce empacho. Es profundo pero asumible. Me quedo con algunas citas:
- a diferencia de la simple mentira tiene mas carácter de falsificación que de falsedad
- el embustero debe interesarse por los valores veritativos. Y para concebir una mentira eficaz, debe concebir su falsedad teniendo como guía aquella (la verdad). En cambio la persona decidida a abrirse paso con la charlatanería… no esta condicionado por las verdades que le rodean. Está dispuesta …a falsear también el contexto
- es imposible mentir si uno no cree conocer la verdad…el charlatán no está ni del lado de lo verdadero ni de lo falso.
- La charlatanería es inevitable siempre que alguien tenga hablar sin saber (o pensar) de lo que está hablando.
- La proliferación moderna de la charlatanería tiene raíces profundas en el escepticismo. Estas doctrinas “antirealistas” socavan el deseo de distinguir la verdad de la mentira…se renuncia a buscar la corrección… (hay) un ideal alternativo de sinceridad…nos consagramos a ser fieles a nuestra propia naturaleza individual.
Dicho todo esto. Vale todo. Las palabras surgen a borbotones. Digo luego existo sería un moderno concepto.
“On bullshit” es un deliciosa y breve bocadito de cordura e ironía.
Compara el anterior fragmento con este otro tono de debate

5/14/2007

¿Qué hay que hacer para cambiar y gestionar lo que creemos? : Entender los procesos y tipos de creencias

¿Cómo construimos nuestras creencias? ¿Qué tipo de creencias manejan los seres humanos? ¿De que sirve las creencias?
A pesar de que el concepto creencia no creo que refleje plenamente el termino belief, dada cierta contaminación de nuestra cultura moral y religiosa, lo cierto es que los humanos consolidamos ideas y construimos opiniones en nuestra mente que nos sirven para operar en distintas esferas.
El libro Six Impossible Things Before Breakfast : the evolutionary origins of Belief de Lewis Wolpert explora como construimos en distintos ámbitos esas creencias. De hecho propone una tesis sugerente : nuestra capacidad cognitiva para establecer relaciones entre hechos y por lo tanto dominar el principio de causalidad nos ha ayudado a construir y atesorar “beliefs” de forma más acelerada que las especies que logran tales asociaciones por una proceso de ensayo y error. Sabemos de forma innata establecer vínculos entre actos posiblemente a partir de la capacidad de vincular causas y efectos.


Lewis Wolper analiza y estudia distintos tipos de creencias y el modo de construirse. En ocasiones llega a concluir que la recurrente presencia de ciertos tipos de creencias en culturas muy diversas está basada en rasgos universales de lo humano, aunque también expone que hay profundas diferencias entre culturas. Así reflexiona sobre la construcción de las creencias religiosas y morales, pero también como las creencias de base científica no son de carácter universal, sino resultado de una predisposición a profundizar en las causas.
¿De que nos sirve este libro?
Posiblemente para esforzarnos por profundizar en la necesidad de explicar y comprender las asunciones y creencias con las que operan los consumidores. No basta con describir éstas, sino que tendrían que explicarnos su estructura, fundamento y tipología.
Gestionar y entender los beliefs de los consumidores, una de las interpretaciones del concepto o perspectiva del “insight”, no pueden ser meramente expositivo. Comprender su dinámica, el proceso de cómo se ha consolidado o construido, su dependencia de patrones y asociaciones mas o menos arraigadas, mas de índole cultural o de índole cognitiva, quizás nos ayude a buscar el hueco, la brecha, la posibilidad para gestionar una proceso de comunicación que produzca o consolide un cambio.
El libro ameno, lleno de ejemplos y referencias, escrito con fluidez a pesar de lo profundo de la materia invita a matizar y distinguir y sobre todo nos ayudara a que en el momento de enfrentarnos a un “belief” concluyamos que lo que pensamos y creemos es una sutil combinación de realidades impresas en nuestra genética, unida a contextos culturales y, porque no, también resultado de procesos o usos que tiende a simplificar y facilitar nuestro pensar y comprender lo que nos rodea.

6/11/2006

Micropersuasion



Recomiendo visitar http://www.micropersuasion.com/ creado por Steve RuBel

(Steve Rubel is a senior marketing strategist with 15 years experience. He currently serves as senior vice president in Edelman's me2revolution practice. Edelman is the largest independent global PR firm.
Rubel is charged with helping Edelman identify, test, incubate and champion new forms of communications that get people talking across new platforms and channels. He also explores these technologies on his well-read
Micro Persuasion weblog and in a weekly column for AdAge Digital.)

Su propuesta de que el "social media" esta cambiando el concepto del marketing aunque un poco maximalista si por lo menos en mi opinión enlaza con lo expuesto en "Hay que renovar nuestra valoración acerca del papel de las Relaciones Corporativas y de Marca"
donde no se si con mucha fortuna queria explicar que las relaciones publicas en su dimension de gestion del dialogo con los medios como intermediarios con la sociedad y los consumidores, tenía que contemplar las redes de difusión social de informacion y opinion favorecidas por las nuevas tecnologias y por la figura de "los influentials"
Complementariamente es interesante el libro que lustra estas líneas"The Influentials: One American in Ten Tells the Other Nine How to Vote, Where to Eat, and What to Buy" by Jon Berry, Ed Keller basado en los estudios de RoperASW (el modelo de segmentación o los criterios de clasificacion posiblemente no fueran aplicables pero es muy "inspirador)

... Un libro imprescindible:La sustancia del estilo "Cómo el aumento del valor estético rehace nuestro mundo" Virginia Postrel

Algunas notas extraidas por Ingo Kerstjens tras la lectura de este libro


El atractivo sensorial es cada vez más importante en nuestra cultura. Para mantener un óptimo balance entre sustancia y superficie, no podemos simplemente pretender que las superficies no importan.

Estética es comunicación sensorial. El rol de la estética es más bien mostrar, no contar. Es más bien gustar, no instruir. Los efectos son inmediatos, perceptuales y emocionales. No son cognitivos


el propio placer estético tiene calidad y sustancia. A las personas nos gusta disfrutar de nuestro entorno sensorial. Este placer es real. El truco es disfrutar del placer estético sin confundirlo con otros valores.

Diseñadores y otros líderes de opinión cultural solían pensar que un único estándar estético es el correcto, que estilo es una manifestación de la verdad, de la virtud, de la razón.
Hoy, diseños y estilos coexisten, sin consenso social y en la mayoría de los casos sin conflictos. Hay muchas opciones, anything goes, no rules!

La democratización del diseño, potenciada por el ordenador, hace a la gente más sensible a la calidad gráfica. El ser humano es visualmente más crítico que nunca.
La gente se siente cualificada para juzgar el ‘look and feel’ de sus entornos.

La estética no es un lujo, sino un deseo universal humano

Identidad es el significado de la superficie. Antes de decir algo con palabras, nos declaramos por medio de ‘look and feel’: Aquí estoy, soy esto y no lo otro. Me asocio con estos, no con aquellos.


Oponer estética a función, estética a business, o estética a masculinidad no es universal.
Estos contrastes son productos de la cultura puritana, el romanticismo del siglo XIX y la tecnocracia del siglo XX.
Las culturas de Italia y Japón siempre han otorgado la misma importancia y seriedad al ‘look and feel’ que a otros valores.

En nuestra cultura, el reconocimiento del derecho a ‘ser tú mismo’, y por lo tanto de la libertad de expresión personal, crece constantemente.
Tolerancia es hoy en día una norma social y una realidad estilística.


Existe un miedo al imperativo estético

La estética vende y funciona porque el placer sensorial tiene valor intrínseco.
Si el objetivo del consumidor es felicidad, y no la “eficacia” determinada por expertos, la forma tiene función.

El desafío que tenemos es aprender a aceptar que el placer estético es un bien autónomo, no el más alto o el mejor, pero uno de las muchas fuentes de valor, a veces conflictivas y frecuentemente desvinculadas.


Diseño proporciona placer, significado y función, y la creciente demanda de expertise estética refleja un deseo de más placer, no más función. Hacer las cosas atractivas o interesantes es tan valioso y necesario como hacer que funcionen.
El experto en ‘usability’ Donald Norman basa sus teorías en investigaciones neurológicas de cómo la emoción afecta a la performance: “Objetos atractivos funcionan mejor”
Pantallas de color, por ejemplo, no añaden funcionalidad, pero sí permiten trabajar de una manera más agradable.